domingo, 5 de agosto de 2012

Carta a la Golondrina






Tú mensaje provoco una gran sorpresa en mi. Hacia ya varios días que no tenia noticias de ti. Imagine que seria otro de aquellos donde me mandas saludos o me cuentas que estas en algún lugar maravilloso, viviendo alguna de tus increíbles aventuras llenas de personajes cada uno más extraño que el anterior. Te vi, como muchas veces he imaginado, en algún bosque impregnándote con ese misticismo natural que tanto te gusta (y que no comparto). Sonrió mi suerte al saber que me recordaste. Pero fue una alegría tan breve como mi fortuna. Tú mensaje era críptico, urgente y desconcertante. Mi mente me llevo entonces a ti, tan sola en este momento en que necesitas afecto y consuelo. Si fuera más valiente o bruto, quizás me arriesgaría a cortar tus alas y encerrarte en la hermosa jaula que tengo para ti. Se que no me esta permitido, que estas constantemente con el vuelo emprendido y sobretodo, sufriendo.

Cuando recibí tu mensaje viví muchas emociones. Quisiera abrazarte, besarte y mentirte diciendo que todo va a estar bien. Pero no soy quien para mentir así. En este momento podría escribirte mil cartas sobre el amor. Podría derrumbar mi castillo de creencias, todos mis paradigmas. Viajar físicamente hasta donde estas y efectivamente tocar tu cara con mis manos, sintiendo tus mejillas, rozando tus labios. Acaso me esfuerce más que nunca en mi vida. Sin embargo no podría, incluso así, estar más lejos de ti.

                                                                                                                                   

R.

1 comentario:

yakuzalolin dijo...

Me encanto.....